Los taoístas recomiendan que, en lugar de luchar contra la
realidad, fluyas con ella para sacar el máximo partido. Así como los luchadores
de Judo aprovechan la fuerza del oponente para derribarlo.
“Deja fluir la vida y encontrarás puertas donde menos te lo
esperas”
A veces se nos presentan situaciones que parecen muy
difíciles, problemas que no sabemos cómo resolver, pero precisamente
es ante esas circunstancias -que se escapan a nuestros recursos- en
las que saldríamos beneficiados al mantener una postura de “Dejarse fluir” en
la cual no forcemos los resultados sino intentemos comprender dicha situación.
Así como el río sigue su cauce natural, las cosas en nuestra vida tienen
también el poder de recobrar un estado de armonía y equilibrio si aprendemos a
no interferir y obstaculizar dichos procesos, con nuestro ego.
Algo que ocurre muy cotidianamente es que queremos tanto algo
(dinero, fama, reconocimiento, status) que ‘luchamos’ contra todo y todos por
obtenerlo; percibiendo la vida y el éxito como el resultado del esfuerzo
inagotable; pero es precisamente esa necesidad y deseo de ‘querer’ obtener algo
lo que muchas veces nos aleja de ello, porque la vida no es una lucha, no es
una batalla a ganar, la vida es fluidez y armonía y nosotros solo debemos ser
capaces de rendirnos a esa armonía y esa fluidez para que las cosas lleguen en
el momento y lugar adecuado.
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